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EL ESPEJO QUE DISTORSIONA EN CIENCIA POLÍTICA

El contexto mundial en el que nos toca vivir, la creciente tendencia a la multipolaridad, la crisis de la globalización que venimos observando hace ya algunos años, plantea nuevos desafíos a la carrera de Ciencia Política. Como estudiantes de la universidad pública de un país periférico debemos repensar nuestra formación y construir conocimiento que nos permita comprender y actuar en los escenarios dinámicos de la actualidad.

En el año 2019 entró en vigencia el nuevo plan de estudios, lo que significó un avance en la actualización y en la incorporación de nuevas herramientas, enfoques y materias. Sin embargo, entendemos que el debate respecto al contenido de nuestra carrera está lejos de agotarse. Debemos pensarla críticamente, entender los textos que estudiamos en su contexto y con su realidad política; y mantener una relación crítica con los autores que proponen el uso de conceptos pensados para los centros políticos de poder del mundo y sus intereses. 

También es necesario incorporar corrientes teóricas que nos permitan utilizar categorías de análisis más propias y no trasladarlas mecánicamente a partir de un pensamiento colonialista y eurocéntrico. Esto nos permitirá abordar la situación del Estado Argentino, con una economía dependiente, una soberanía nacional vulnerada y una sociedad hambreada. 

Desde LA VALLESE-­JUP, creemos que la Carrera tiene que ser una usina de pensamiento crítico, un ámbito de formación de futuros cuadros técnicos y políticos. 

El estado de la cuestión o la cuestión del Estado

Las preguntas que organizan la mayoría de las materias de la carrera circulan en torno a qué es la política, qué es el poder y qué es el Estado. Sin embargo, las categorías universalizantes que estudiamos ocultan las especificidades y las relaciones desiguales entre Estados. Siempre subyace el determinismo histórico y lineal en que los países periféricos deben imitar los procesos políticos de las potencias. Podemos explicar las diferencias entre las distintas corrientes del marxismo, podemos analizar y repetir la definición de Weber de Estado. Sin embargo, tenemos muy pocas herramientas propias para explicar el lugar de la Argentina en tanto país dependiente dentro del sistema­-mundo capitalista.

En el mismo sentido, poniendo un ejemplo, podemos observar y recitar los procesos de la revolución francesa en detalle sin repetir y sin soplar. Sin embargo, es limitado lo que nos podemos explayar sobre los procesos constituyentes argentinos, que creemos esenciales para entender la posición que tiene la Argentina hoy como Nación y partícipe en América Latina. No queremos eliminar ningún contenido y los consideramos claves para el estudio de la carrera, pero no pueden ser los únicos a aprender.

Es menester construir una perspectiva distinta que pueda contemplar la situación actual del país y nuestro lugar en la puja de poderes internacionales. Para la generación de un país soberano y económicamente libre es necesario una carrera que produzca politólogos enfocados a este ideal. 

Soberanía Política para la Independencia Económica y la Justicia Social

Existe un consenso liberal-globalista bastante extendido dentro de nuestra disciplina respecto a las Relaciones Internacionales. Esta perspectiva se caracteriza por una excesiva confianza en los organismos multinacionales para resolver conflictos de interés entre los países. Apoya, en este sentido, la transferencia de soberanía de los Estados-Nación a estos organismos, los cuales suponen que pueden ejercer de jueces más imparciales para alcanzar un acuerdo. De la misma manera, incentiva los acuerdos económicos multilaterales entre los Estados en detrimento de los acuerdos bilaterales. 

Para esta corriente del liberalismo, la soberanía de los Estados nacionales es poco más que un obstáculo para mantener el orden internacional, que no es otra cosa que el sostenimiento del statu quo con centro en EEUU. Omiten que en los acuerdos multilaterales y en los Organismos Internacionales, los Estados tienen distinto peso al momento de tomar las decisiones. En la práctica, muchos de ellos propician el dominio existente de las potencias, mientras las periferias se mantienen en la dependencia y el subdesarrollo. En otras palabras, el globalismo funciona como sustento práctico y teórico para profundizar el neocolonialismo en la actualidad.

Por otro lado, el globalismo se asienta principalmente en la unipolaridad posterior a la caída de la URSS. La globalización, con su centro en EEUU, se sostenía como tal en gran medida por su capacidad militar enormemente superior al resto, y por ser la mayor potencia económica mundial indiscutida hasta hace poco. A partir de esto, hasta ahora se ubicaron a sí mismos como una especie de árbitro de facto de los conflictos: solamente ellos podrían invadir otros países, otros podrían hacerlo únicamente bajo su tutela.

Distintos sucesos de los últimos años ponen en cuestión a la globalización y las teorías que la sostienen: desde 2016, los EEUU, con Trump como presidente, empezaron a priorizar los acuerdos bilaterales por sobre los multilaterales (justificándose en que les eran más convenientes); China comenzó a desplazar a EEUU como la primera potencia económica y trasladó el centro financiero a Asia; la guerra entre Rusia y Ucrania reveló los límites en la capacidad de los Organismos Internacionales para resolver estos tipos de conflictos, y de EEUU para interceder; durante las últimas semanas se realizaron acuerdos bilaterales entre India, China y Rusia que dejan de lado al dólar estadounidense en sus intercambios comerciales.

Desde La Vallese-JUP creemos que la Ciencia Política tiene la capacidad de dar respuestas para entender este mundo que se transforma aceleradamente. Creemos que es fundamental comprender cómo conviene actuar a nuestro país para salir de la dependencia, recuperando la soberanía en todo sentido, incluyendo las Islas Malvinas. Son muchos los autores que nos permiten explicar, sin hacer traslaciones mecánicas, y dar sentido a los sucesos recientes para desarrollar nuestros intereses nacionales en el sistema-mundo actual.

El Pueblo Argentino sólo logrará alcanzar la Justicia Social y la Independencia Económica mediante políticas de Estado que defiendan el interés nacional. Para ello, creemos que es importante formar politólogos y politólogas cuyo interés esté puesto en luchar por la Soberanía Nacional.

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