Defendamos la Educación Pública

El segundo cuatrimestre comenzó sin clases. No se trata de un hecho fortuito ni caprichoso: nuestros compañeros trabajadores docentes están peleando por sus salarios. Las paritarias en discusión desde hace meses por las ofertas irrisorias del gobierno nacional, que propone aumentos a la baja en un contexto de creciente inflación, no son el único ejemplo de los ajustes del macrismo en el sistema universitario. Se suma la subejecución del presupuesto, los tarifazos, los manoseos y reducciones de becas para estudiantes, y los incansables intentos de socavar la imagen de la universidad pública en la sociedad: los dichos de la gobernadora Vidal (para quien no existe el 80% de los estudiantes primera generación de las universidades del conurbano) y la militancia eterna de personajes como Alieto Guadagni (que cree que el ingreso irrestricto es una de las principales causas de la deserción en la universidad).

La situación de nuestra universidad no está aislada de un escenario de ajuste generalizado, producto de las políticas del gobierno del Pro-UCR (CAMBIEMOS), recrudecido ahora por el acuerdo con el FMI. Ya lo vemos en la educación primaria y secundaria, con consecuencias trágicas como la muerte de dos trabajadores de la educación en la escuela de Moreno y la electrocución de una docente en La Matanza. Ya lo vemos en los tarifazos de servicios y transporte, como así también el desfinanciamiento a lo público en su conjunto, salud, seguridad social. Ya lo vemos en la inflación galopante que erosiona constantemente los sueldos de los trabajadores.

Como peronistas, creemos que la universidad tiene un rol fundamental en el desarrollo social y económico de nuestro país, porque es la oportunidad de formar los profesionales que necesitamos, posibilita el ascenso social y es un espacio para generar conocimiento y pensamiento crítico. Desde ahí podemos devolver a nuestro pueblo la educación que recibimos y dar soluciones e ideas para lograr la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria.

Debemos organizarnos y luchar frente a las injusticias. De poco sirven las gritos aislados y discordantes. Solo actuando coordinadamente con el resto de la comunidad académica es que lograremos que nuestros esfuerzos no queden en nada.

Apoyemos a los compañeros docentes en su lucha, que es también la nuestra, por una universidad pública, gratuita, de calidad, en la que todo el que quiera, pueda estudiar y en que se garantice una cursada digna y condiciones para finalizar los estudios. Unifiquemos fuerzas con el conjunto de nuestro Pueblo para combatir fuertemente este brutal ajuste del Gobierno Nacional.

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